confesión de parte

lo sabemos
fingimos que no, pero hay veces que las verdades son tan evidentes que no hace falta decirlas
somos apenas una imagen, el avatar de millones de células que conviven día a día
no como nosotros

entendemos que lo sabemos
leyendo los vagos indicios que nos damos sin saber que lo hacemos
palabras que, sin proponérnoslo, tienen más peso que las que alguna vez decimos
aunque no nos la digamos

fingimos no saberlo
porque es irracional sentirse intimidado por un fantasma
aunque ronde siniestras casas al este del mundo civilizado
esas que uno prefiere evitar

elegimos no saberlo
y pactamos nunca hablar de ello frente a frente
sabiendo que tal vez esto sea el fruto de un momento fugaz
aceptando que hay cosas que se nos escapan del domino del cuerpo

pero al final del día nos duele que la lágrima frente al cuaderno sea para otro

Y es que nada, nada detendrá mi amor. 

Y hay que impedir que juegues para el enemigo... 

L.A.S.

voy a esperar a que te duermas
para darte un beso en la mejilla
después voy a darme vuelta
para que entre cada lágrima que se me caiga
y cada sollozo que contenga
no se me aparezca la cara
que odio sin conocer
el noroeste no va a hundirse en las sobras
pero tampoco voy a ser el que las provoque

peste

despertarse con el aroma penetrante de la muerte
invadiendo cada rincón del dormitorio
y sucumbir ante la desesperación
por saber que no es la primera
ni la última vez que esto va a suceder
porque nadie puede escapar del aroma de la muerte
cuando uno lleva la muerte en sus venas

la calma

pasa que hoy me puse a pensar
todo lo que hubiera pasado
si yo no me iba por esa puerta
y vos no hubieras saltado por la ventana

repulsión

me parece más sencillo
(según mi visión de sencillez)
que me digas cuanto asco te da mirarme a los ojos
no voy a juzgarte
voy a escuchar cada oración
cada palabra
cada letra
así voy a entenderlo todo
(según mi visión del entendimiento)
y no me va a molestar tampoco
el asco que me generan tus ojos

cuarentaydos

corrí el colectivo para irme enseguida de tu casa
tenía miedo que al verte despertar me acuerde que no eras la de anoche
o peor aún
darme cuenta que intoxicada me calentás más

hoy me gustaría sentarme en la ventana y comer
 (así como me comía tu boca en una época)
para festejar
un año más de excesos
de esos que me alejan de vos y de mi
brindo por ello